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Llegando al Africa mas profundo

Por José Mª García y Pilar Moreno
Después de dos meses y medio por Sudáfrica y Namibia, nos íbamos acercando al África más profundo. Tras recorrer Botswana, pasaríamos a Zambia, un país mucho menos desarrollado que sus vecinos del sur y que fue la puerta de acceso a un continente africano más parecido al estereotipo que teníamos de África.

 

El 19 de enero abandonamos Namibia, por fin teníamos con nosotros la documentación de la moto de Pilar que habíamos recibido desde Ciudad del Cabo. La primera parada fue en Maun, base para visitar el famoso Delta del Okavango. Maun, con 30.000 habitantes, tenía mucho movimiento y bastante turismo. Llegamos tarde y fuimos directamente a un backpacker a orillas de un río, un sitio perfecto. Allí coincidimos con otros viajeros en moto, una pareja de holandeses que llevaban dos años recorriendo África con dos Hondas 250 y un inglés que había comprado una moto de 200 cc. en Sudáfrica. Intercambiamos mucha información y experiencias.

Los safaris en el Okavango tenían unos precios prohibitivos, siendo de los más caros de África, así que nos conformamos con una ruta en mokoro, pequeña canoa de madera. Pasamos dos días por el delta acampando a orillas de un río donde por la noche nos visitaron hipopótamos. Al ser época de lluvias, no era el mejor momento, no llovió pero la época seca es mejor para ver animales, ya que se concentran en los más escasos puntos de agua.

Siguiente destino, Elephant Sands camp, cerca de Nata, sitio perfecto para acampar y poder ver elefantes que acuden a beber agua a la charca que los dueños mantienen con agua fresca. Este sitio nos lo recomendaron y no defraudó.

De camino teníamos pensado hacer un desvío para visitar los salares de Makgadikgadi, pero al ser temporada de lluvias nos dijeron que estaban inundados y que no podríamos pasar con las motos, así que directos a Nata. Una pena, porque según parece la isla de Kubu es un auténtico espectáculo para visitar. Otra vez será, queda anotado para el futuro.

Mucho ganado en los lados de la carretera nos hacía rodar tranquilos, ya que se cruzaban constantemente y además los permanentes agujeros tampoco invitaban a ir más rápido.

En la ruta también nos paró un par de veces la policía con la pistola de radar, volvimos a utilizar la técnica del “sorry, no money”, somos viajeros etc. Importante siempre demostrar que se tiene más tiempo que dinero, al final te dan por imposible y te dejan ir. En los dos años de viaje por el mundo, la policía nos paró unas 15 o 20  veces y siempre nos libramos de pagar.

El acceso al Elephant Sands desde la carretera eran dos kilómetros de arena. No habíamos recorrido ni medio kilómetro y vemos nuestro primer elefante, una pasada, estaba comiendo tranquilamente a 50 metros de la pista, parando para hacer unas fotos. Después de la carga de un elefante en Namibia cuando íbamos con el coche alquilado, estábamos un poco en alerta, si cargaba contra nosotros en esta pista retorcida y con mucha, mucha arena, las posibilidades de que nos alcanzara eran elevadas.

 

Después de este gran momento llegamos a Elephant Sands, acampamos cerca de la charca sin tener claro cuál era la limitación para que los elefantes no llegaran a esta zona, estaba claro, no había. Terminamos de poner la tienda y aparecieron cuatro elefantes enormes a beber agua, contemplarlos a 5-10 metros era un espectáculo. El día siguiente lo dedicamos básicamente a ver más elefantes y a refrescarnos en la piscina.

Antes de abandonar Botswana, hicimos una parada cerca de Kasane donde está el Parque Nacional de Chobe. Charly Sinewan nos había recomendado Senyati Safari Camp, al llegar allí la idea era acampar pero la señora nos dejó un bungaló a un precio irrechazable y allí estuvimos varios días. Senyati también tenía charca a la que acudían cientos de elefantes durante las noches. Cenar en la terraza contemplando este espectáculo era un lujo.

Uno de los días hicimos un tour en barca por el Parque Nacional de Chobe, nos lo habían recomendado y no defraudó. Vimos mucha fauna, a destacar los enormes hipopótamos, verlos fuera del agua durante el día no es fácil.

Nuestros días en Botswana terminaron, cruzando el río Zambeze en barcaza-ferry, llegábamos a Zambia donde empezaba un África más profundo, menos civilizado y con más necesidades que sus vecinos del sur.

Frontera lenta, con muchos buscavidas, y muchos temas a gestionar, visas, road tax, carbón tax, seguro y alguna otra cosa de la que nos escaqueamos. Fue curioso regatear el precio del seguro en una cabaña que hacía de agencia de seguros.

Livingstone estaba a sólo 60-70 kilómetros de la frontera, desde aquí se visitan las Cataratas Victoria desde el lado de Zambia. Otro sueño a punto de cumplir. Miramos el tiempo y para el día siguiente las previsiones eran de sol por la mañana y lluvia por la tarde, así que a las 8:30 de la mañana del día siguiente estábamos en la taquilla.

El ruido del agua desde donde dejamos la moto ya era perceptible. Lo bueno, que al ser temporada de lluvias la cantidad del líquido elemento era brutal; lo malo, que desde las pasarelas estaba complicado hacer fotos por que el agua llegaba de todas partes, desde arriba, desde abajo, desde los lados. Absolutamente calados, alucinamos con este espectáculo de la naturaleza. Pasamos todo el día allí y de vuelta a Livingstone, tormentón, más agua para terminar un gran día. En el parking coincidimos con una pareja de Kenia que viajaban en moto, nos invitaron a hacerles una visita cuando pasáramos por allí y así hicimos un par de meses más tarde.

¡Excelente forma de celebrar los 42 tacos que me caían! ¡Segundo cumple en ruta!

Tras dos días para recordar en Livingstone, rumbo a la capital Lusaka donde pasamos un par de jornadas disfrutando de las comodidades de la gran ciudad, algo de comida basura y los centros comerciales con aire acondicionado. Aprovechamos también para sacarnos el seguro Comesa que nos valdría para todos los países africanos que nos quedaban.

Nos encontramos con la gran amabilidad de la gente en Zambia, que siempre tenían una sonrisa para nosotros, es verdad que hay más necesidad que en los países más sureños de África y la población te pide cualquier cosa que les puedas dar, pero siempre con buenas formas.

Dos días de moto nos llevaron a Chipata ya limitando con Malawi, nuestro séptimo país en África. Pero Malawi y Tanzania os lo cuento en la siguiente Newsletter.

Ah y animaros a que vayáis al BMW Riders Days Formigal el 13 y 14 de Septiembre, nosotros estaremos por allí y será un placer saludaros.

Y como siempre, agradecer a los patrocinadores principales BMW Motorrad, Touratech y Continental su colaboración en esta aventura y a todos los amigos, familia y gente que nos siguieron en nuestro blog www.aventurasenmoto.com y en la página de Facebook Aventuras en moto.

 

 

 

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